sábado, 23 de abril de 2016

Estrategias de Afrontamiento


El concepto afrontamiento ha sido utilizado desde hace más de 40 años por la psicología; durante los años 1940 y 1950 fue utilizado en muchas psicoterapias para el tratamiento y seguimiento de diversas patologías; así mismo, ha sido utilizado por muchos autores a nivel mundial para describir los sentimientos revelados por un individuo ante cualquier situación estresante;  la definición de afrontamiento más utilizada en los diversos estudios, es la descrita por Lazarus y Folkman, (1984) citado por Vargas, (2009) en su modelo de estrés transaccional como los esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo; es decir aquellas actitudes, percepciones o sentimientos que las personas usan para manejar diversas situaciones de la vida que impliquen un gasto emocional, cognitivo y sobrepasan los recursos reguladores con los que cuenta el ser humano.  
Igualmente, algunos autores afirman que el afrontamiento es una respuesta o un conjunto de respuestas ante una situación estresante ejecutadas para manejarla o neutralizarla. El afrontamiento también implica la adquisición de un cierto control de la situación que puede variar desde el dominio, hasta un mínimo control de las emociones producidas por el evento estresante; es decir, la persona puede lograr manejar el estrés que le producen ciertas situaciones sin que esto afecte su vida o simplemente evitar o controlar pasivamente aquellas emociones negativas que le produce el evento.
El afrontamiento es llevado a cabo por el individuo en el momento de enfrentarse a una situación estresante como la enfermedad, adaptando dos tipos de afrontamiento; el afrontamiento pasivo que hace referencia a las formas de evitación o escape ante la situación que se está presentando e implica falta de compromiso con la situación problemática, y el afrontamiento activo que son aquellos esfuerzos realizados para hacer frente al problema de forma directa y comprende actividades particularmente dirigidas a la modificación o minimización del impacto de la situación crítica, a la regulación de la emoción y a la interpretación positiva o búsqueda de un significado del suceso, valorándolo de tal manera que resulte menos desagradable.
De acuerdo al tipo de afrontamiento que adopte el individuo se pueden desarrollar diversas estrategias de afrontamiento; estas estrategias de afrontamiento constituyen un conjunto de procedimientos o actividades conscientes e intencionales que guían la acción hacia el logro de metas adaptativas; es decir, lo que el individuo hace o realiza para conseguir lo que tiene planeado; otro concepto en relación con las estrategias de afrontamiento es el de Gil–Monte y Peiró (1997) citado por Martínez et al. (2008) que define las estrategias de afrontamiento como los “esfuerzos, tanto conductuales como cognitivos, que realiza una persona para dominar, reducir o tolerar las exigencias creadas por transacciones estresantes”; es decir implica acciones que el ser humano lleva a cabo para conseguir equilibrio.
Teniendo en cuenta los conceptos relacionados con las estrategias de afrontamiento mencionados anteriormente, Lazarus propone una clasificación de las estrategias de afrontamiento; unas dirigidas a la emoción encargadas de disminuir el grado de trastorno emocional e incluyen estrategias como la evitación, la minimización, el distanciamiento, la atención selectiva, las comparaciones positivas y la extracción de valores positivos a los acontecimientos negativos; otras dirigidas al problema que engloban un conjunto de estrategias más amplio que la resolución del problema, la cual implica un objetivo, un proceso analítico dirigido principalmente al entorno y las estrategias de afrontamiento de tipo cognitivo, conductual y afectivo, en el que el primero intenta buscar significados positivos en relación con lo que está sucediendo, el conductual está relacionado con aquellas actitudes que permiten enfrentar de manera directa el problema y asumir sus consecuencias y resultados y el afectivo intenta controlar las emociones y pensamientos que son provocados por la situación con el fin de mantener el equilibrio afectivo.
Normalmente se distinguen dos tipos generales de estrategias (Lazarus & Folkman, 1986) citado por Rodríguez et al. (2009): a) Estrategias de resolución de problemas: son aquellas directamente dirigidas a manejar o alterar el problema que está causando el malestar, b) Estrategias de regulación emocional: son los métodos dirigidos a regular la respuesta emocional ante el problema. A veces, el empleo de una estrategia de solución de problemas tiene por sí misma repercusiones favorables en la regulación emocional.
En conclusión, las definiciones expuestas sobre afrontamiento desarrolladas a lo largo de la historia y basadas en la experiencia investigativa coinciden en calificar el afrontamiento como un proceso continuo puesto que constantemente está cambiando, el cual depende de la situación que lo desarrolle, bien sea la presión laboral, la pérdida de un trabajo, o situaciones estresantes experimentadas y que implica que la persona desarrolle acciones para enfrentar esta situación apoyadas en aspectos internos y variables psicológicas diferentes en cada individuo, convirtiéndolo en un ente activo y participativo dentro de todo el proceso de afrontamiento.
 
Tipos de Afrontamiento
Parasuraman y Cleek ,(1984) citado por Rodríguez et al. (2009), han distinguido entre respuestas adaptativas y no adaptativas de afrontamiento. Entre las primeras incluían: planificar, organizar, priorizar tareas y conseguir apoyo de otros. Entre las segundas clasificaron las siguientes: trabajar más duro pero realizando más errores, hacer promesa poco realistas y evitar la supervisión.
La tipología de afrontamiento desarrollada en el Organizational Stress Indicator (Cooper, 1988) citado por Rodríguez et al. (2009), distingue seis tipos de afrontamiento: a) apoyo social, b) estrategias referidas a la tarea, c) lógica, d) relaciones familiares y trabajo, e) tiempo f) implicación. 
A diferencia de lo que ocurre en otros ámbitos de la vida, las estrategias de afrontamiento consideradas en el ámbito laboral no resultan eficaces para reducir las relaciones entre estresores y sus consecuencias. Por cuanto la eficacia de las estrategias de afrontamiento depende de la posibilidad de control del estresor, y por ello las estudiadas en situaciones de trabajo resultan ineficaces ya que el control de los estresores pocas veces está en manos del individuo.
Newman y Beehr (1979) citado por Rodríguez et al. (2009), señalan que las respuestas de afrontamiento en el trabajo requieren la implicación activa de la organización. Esta respuesta puede concretarse en rediseño de puestos, cambios en la estructura organizacional, feedback para contribuir a la clarificación del rol, redefinición de criterios de selección y ubicación, introducción de formación de relaciones humanas, mejora de las condiciones de trabajo, mejora de la comunicación y mejora de los beneficios para el trabajador así como la introducción de servicios de promoción de salud.
 

Técnicas de Afrontamiento
Con respecto a las Estrategias y Técnicas de Afrontamiento, desde la perspectiva de Gil-Monte y Peiró (1997) citado por Martínez et al. (2008), se plantea que las estrategias de afrontamiento constituyen los esfuerzos conductuales y cognitivos que realiza una persona para dominar, reducir o tolerar las exigencias creadas por transacciones estresantes. Por su parte, se asume la distinción que realizan Carver, Sheier y Wientraub (1989) citado por Martínez et al. (2008) para el afrontamiento, distinguiendo un afrontamiento centrado en el problema, afrontamiento centrado en la emoción y evitación al afrontamiento. El primero referido a la resolución del problema o hacer algo para cambiar el curso de la situación estresante, el segundo consiste en reducir o manejar el estrés emocional causado por la situación y la evitación, referida a las conductas de evasión.
A partir de esta distinción en tres tipos generales de estrategias, Carver y col. (1989) citado por Quaas, (2006) asocian quince Técnicas de Afrontamiento: a) Afrontamiento centrado en el problema: afrontamiento activo, planificación, supresión de actividades distractoras, refreno del afrontamiento y búsqueda de apoyo social, b) Afrontamiento centrado en la emoción: búsqueda de apoyo emocional y social, reinterpretación positiva, aceptación, desahogo y religión y c) Evitación al afrontamiento: negación, desconexión conductual, desconexión mental, consumo de drogas y humor.
A continuación se detalla cada una de las quince técnicas de afrontamiento propuestos por Carver y col, (1989) citado por Quaas, (2006):
Afrontamiento activo: es un proceso activo de afrontamiento, lo cual implica un incremento del esfuerzo propio a fin de remover el estresor o mejorar sus efectos. Esta técnica es similar al núcleo de lo que Lazarus y Folkman (1984, en Carver y col, 1989) citado por Quaas, (2006) llaman afrontamiento centrado en el problema.
Planificación: Hace referencia a pensar en cómo se afronta un estresor, ideando estrategias de acción, pasos a seguir y buscando la mejor manera de manejar el problema. Ésta ocurre durante el período que Lazarus y Folkman en Carver, (1989) citado por Quaas, (2006) denominan evaluación cognitiva secundaria.
Búsqueda de Apoyo Social: Las personas pueden buscar apoyo social por dos medios: instrumental y emocional. Los efectos del apoyo social se explican por cuatro mecanismos: porque inhibe conductas de riesgo y refuerza las saludables, porque disminuye el impacto del estrés y las conductas inadaptativas que causaría, porque valida las creencias de control y posibilita el manejo y, por último, la expresión de las emociones reguladas por otros permite disminuir el desgaste fisiológico provocado por el estrés (Lazarus & Folkman, 1986) citado por Rincón y Guarino, (2008).
Búsqueda de apoyo social instrumental: Implica la búsqueda de recursos humanos que le puedan dar al sujeto un apoyo instrumental para manejar el problema en forma de información, consejo, apoyo económico, entre otros. Esta estrategia corresponde al afrontamiento centrado en el problema.
Búsqueda de apoyo social emocional: Engloba las acciones emprendidas por el sujeto para buscar en otras personas razones emocionales paliativas del estrés (el cariño, la simpatía y la comprensión). Se trata de buscar apoyo afectivo, empatía y comprensión; es un afrontamiento centrado en la emoción.
Supresión de actividades distractoras: Se refiere a aquellas conductas que permiten al sujeto centrarse en el acontecimiento estresante que ha de enfrentar y que al mismo tiempo evite otras actividades o pensamientos que lo distraigan. Significa dejar de lado otros proyectos, evitando la distracción, y sobrellevando la situación.
Religión: hace énfasis a actividades pasivas, como rezar o centrarse en la religión, las cuales permiten al sujeto aceptar el acontecimiento estresante. La religión puede servir como una fuente de apoyo emocional, como vehículo para una reinterpretación positiva y como una técnica de afrontamiento activo.
Reinterpretación positiva: Engloba lo referente a aquellos aspectos de crecimiento personal que pueden derivarse de la experiencia de estrés. Esto significa que la persona reconstruye una situación estresante en términos positivos. Lazarus y Folkman (1984), en Carver y col. (1989) citado por Quaas, (2006) consideran esta técnica como un tipo de afrontamiento emocional.
Refrenar el afrontamiento: Describe los esfuerzos por demorar el momento adecuado para afrontar el problema y evitar que afecte al sujeto negativamente al tener que tomar decisiones precipitadamente. Este puede ser considerado un afrontamiento activo porque el comportamiento de la persona se concentra en sobrellevar efectivamente el estresor, pero también es una estrategia pasiva en el sentido que implica un no actuar.
Aceptación: Se refiere a la aceptación del problema. Según Carver y col (1989) citado por Quaas, (2006) la persona que acepta la realidad de una situación estresante parecería ser alguien interesado en sobrellevar la situación. La aceptación consiste en dos fases del proceso de afrontamiento; la aceptación de un estresor como real ocurre en la evaluación cognitiva primaria, y por otra parte la aceptación de la ausencia de una estrategia de afrontamiento, que es parte de la evaluación cognitiva secundaria.
Desahogarse o centrarse en las emociones: Alude a las respuestas emocionales asociadas a la situación estresante. Generalmente utilizan este tipo de estrategia los sujetos que visualizan el estresor como perdurable e inmodificable. Implica concentrarse en el estrés o las situaciones molestas que se están viviendo y exteriorizar estos sentimientos. Según Carver y col. (1989) citado por Quaas, (2006) esta respuesta puede, a veces, ser funcional, sin embargo concentrarse en estas emociones por largos períodos puede hacer difícil el ajuste a la realidad.
Negación: El sujeto niega y evita el afrontamiento activo del suceso estresante y actúa como si nada sucediera. A menudo se sugiere que la negación es útil para minimizar el estrés y facilitar el afrontamiento, sin embargo se puede argumentar que la negación crea problemas adicionales, a menos que el estresor pueda ser realmente ignorado. Carver y col. (1989) citado por Quaas, (2006) plantean que negar la realidad de los eventos hace que esto se convierta en un problema para el individuo y que el afrontamiento se haga más difícil de lo habitual.
Desconexión conductual: Hace referencia al empleo de acciones que evitan afrontar activamente la situación estresante. Lo cual reduce el esfuerzo propio para afrontar la situación, incluso el sujeto se rinde al intento de lograr metas en las cuales interfiere el estresor.
Desconexión mental: Sucede mediante una amplia variedad de actividades distractoras, las cuales permiten al sujeto distraerse de la situación estresante. Estas actividades alternativas pueden ser soñar despierto, dormir, escapar por inmersión en la televisión, entre otras. Aunque desconectarse de una situación es a veces una respuesta altamente adaptativa, a menudo impide un afrontamiento adecuado a ésta.
Consumo de Drogas: Esta se traduce a conductas motoras de adicción, de escape-evitación de la situación estresante, con el fin de disminuir la tensión ocasionada.
Humor: Alude al empleo del humor como estrategia distractora y distanciadora que ayuda a disminuir el estrés de la situación.
Respecto de la relación entre estas técnicas de afrontamiento y el síndrome de Burnout, De la Rosa y col. (1998) citado por Quaas, (2006) plantean que los hombres tienden a utilizar menos el desahogo como estrategia, y que las mujeres buscan más aquellas relacionadas con el soporte social. Estas mismas autoras plantean, además, que la reinterpretación positiva como técnica de afrontamiento parece ayudar a aliviar el agotamiento físico y emocional, y acrecentar el sentimiento de logro personal.
En concordancia con lo anterior, Gil-Monte y Peiró (1997) citado por Quaas, (2006) proponen que el empleo de estrategias de control o centradas en el problema previene el desarrollo del síndrome de Burnout y el empleo de estrategias de evitación, de escape y centradas en la emoción, facilita su aparición.
El afrontamiento puede ser denominado paliativo o instrumental, esto es, dirigido a la emoción o al problema, estas dos mayores categorías son a su vez escindidas por Lazarus y Folkman, (1986) citado por Rincón y Guarino, (2008)  en 8 clases: a) Confrontativo (son acciones directas dirigidas hacia la situación), b) Distanciamiento (tratar de olvidarse del problema, negarse a tomarlo en serio, comportarse como si nada hubiera ocurrido), c) Auto-Control (guardarse los problemas, procurar no precipitarse), d) Búsqueda de apoyo social (pedir consejo o ayuda a un amigo, hablar con alguien que puede hacer algo concreto, contar a un familiar el problema), e) Aceptación de la responsabilidad (disculparse, causante del problema), f) Escape-Evitación (esperar a que ocurra un milagro, evitar el contacto con la gente, tomar alcohol o drogas), g) Planificación de solución de problemas (establecer un plan de acción y seguirlo, cambiar algo para que las cosas mejoren), h) Reevaluación Positiva (basarse en la experiencia para generar cambios).
 

Estilos de Afrontamiento
Se han formulado partiendo de la base que tratan de disposiciones personales para hacer frente a las distintas situaciones estresantes, (Kohlmann, 1993; Crowne & Marlow, 1964; Miller, 1987 y Byrne, 1964), han propuesto cuatro patrones de afrontamiento que, en parte, recuerdan a los tipos introducidos por Weinberger y colaboradores (1979) citado por Sandín y Chorot, (2003). Pueden resumirse de la siguiente forma:
Modo vigilante rígido: Se lleva a cabo por personas con alta vigilancia y baja evitación (sensibilizadores). Tendencia a buscar información sobre el estresor para configurar una imagen mental de la confrontación anticipada, ya que este tipo de personas se estresan primariamente por la experiencia de incertidumbre respecto a una situación de amenaza.
Modo evitador rígido: Típico en personas de baja vigilancia y alta evitación (represores). Se asume que la activación emocional producida por las señales anticipatorias de la confrontación produce gran nivel de amenaza al sujeto, por lo que tienden a prestar poca atención a las características amenazantes del estresor.
Modo flexible: uso flexible de estrategias relacionadas con la situación. Característico en personas (no defensivas), es decir, aquellas con un patrón de baja vigilancia y baja evitación. Ante una situación de amenaza, no les cuesta tolerar ni la posibilidad de incertidumbre ni la sorpresa negativa de una posible activación emocional. Se entiende que la utilización flexible de estrategias de afrontamiento se caracteriza por una marcada orientación hacia los requerimientos situacionales que prevalecen en cada momento.
Modo inconsistente: afrontamiento ineficaz, exhiben este tipo de afrontamiento aquellas personas con alta vigilancia y alta evitación (personas ansiosas). Se estresan fuertemente tanto por la incertidumbre de la situación relevante como por la activación emocional elicitada por las señales anticipatorias. Se asume que esto conlleva una conducta de afrontamiento inestable. Cuando el sujeto intenta alejarse del estresor para reducir la ansiedad, se produce incremento de la incertidumbre con el consecuente incremento del estrés y viceversa.
 

Mis Anécdotas con Respecto a Cambios de Empleo
Gracias doy a Dios porque en el transcurso de mi vida he tenido grandes oportunidades laborales que me han ayudado a crecer como persona y como profesional. Afortunadamente de ninguno de ellos me han echado, los he dejado por voluntad propia en busca de mejores oportunidades laborales, en busca de otros empleos que llenen mis expectativas profesionales, que me hagan crecer, que sean nuevos retos para mí.
En mis empleos doy siempre lo mejor de mí, me gusta un trabajo que me motive intrínsecamente, que me apasione y que disfrute haciendo… Esos son los mejores. Nunca he llegado a trabajar por obligación o necesidad, siempre que acepto un trabajo es porque me gusta todo de él, porque nada va en contra de mi integridad y porque estoy de acuerdo con las normas o reglas del sitio y no me molesta o me afecta negativamente cumplirlas.
Es por esto, que en este apartado no escribo nada negativo, he cambiado de empleo pero siempre en busca de mejores oportunidades y un mejor futuro para mí y los que me rodean.
¿Cómo deberíamos actuar?
La forma adecuada de actuar sería la de ver cada uno de los cambios como un reto y una valiosa oportunidad de cambio y crecimiento personal y profesional. No debemos quedarnos siempre estancados en un mismo lugar, con las mismas cosas, con el mismo trabajo y realizando siempre las mismas funciones porque nunca te vas a dar la oportunidad de crecer laboralmente, no te vas a dar la oportunidad de explorar y conocer otros talentos, habilidades y de lograr otras metas que quizá aún ni te hayas planteado por temor a perder… pero más pierdes si te quedas esperando en tu puesto de trabajo con los brazos cruzados, cumpliendo con lo que te exigen por simple necesidad mientras por dentro estás sintiendo que esa no es realmente tu lugar, que laboralmente no te sientes motivado. Este tipo de situaciones llevan a las personas a presentar estrés laboral y problemas que pueden afectar no solo tu trabajo sino tu ámbito familiar, social o personal.

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